domingo, 19 de abril de 2009

LA FILOSOFA

Nueva York, 1933) Escritora y directora de cine considerada una de las intelectuales más influyentes en la cultura estadounidense de las últimas décadas. Su padre, Jack Rosenblatt, que había trabajado como comerciante de pieles en China, murió de tuberculosis pulmonar cuando Susan tenía apenas cinco años. La niña recibió el apellido del hombre con quien su madre se casaría siete años después: el capitán Nathan Sontag.
A los quince años, ya había terminado sus primeros estudios e ingresado en la Universidad de California en Berkeley y un año después, en 1949, pidió el traslado a la Universidad de Chicago, donde se licenció en letras en 1951. Para entonces, ya se había casado con Philip Rieff, profesor de sociología. La pareja se mudó a Boston poco después del matrimonio, para que Sontag continuara sus estudios en la Universidad de Harvard. Allí nació su hijo David (1952), también escritor.
Entre 1955 y 1957 Sontag cursó el doctorado en filosofía y, además, trabajó junto con su marido en el estudio Freud. La mente de un moralista, que de alguna manera puede considerarse su primera publicación; al mismo tiempo, sin embargo, su matrimonio comenzó a fallar. Sontag y Rieff se divorciaron a fines de los años cincuenta, y en 1957 ella viajó a París para continuar sus estudios en la Sorbona. Tenía veinticuatro años y había vivido en cinco ciudades.
Cuando regresó a Nueva York, Sontag comenzó una carrera académica que parecía acorde con su preparación, pero no tanto con sus intereses: tras iniciarse como conferenciante de filosofía en el City College y en el Sarah Lawrence College, pasó a la Universidad de Columbia, donde fue profesora en el Departamento de Religión durante cuatro años.
En 1963 apareció su primera novela, El benefactor.El momento histórico no podía ser más propicio: la intelligentsia estadounidense ya había comprendido la importancia cultural de los años sesenta; los lectores buscaban afanosamente firmas capaces de interpretar lo que estaba ocurriendo. Sontag fue una de las voces más autorizadas, pues exploraba la distancia que hay entre la realidad humana, cultural, artística y nuestra interpretación de esa realidad. En 1968 apareció el libro que reunió esos ensayos, Contra la interpretación, que se convirtió inmediatamente en bandera (o, al menos, en una de las banderas) de su generación.
El eje del libro es una oposición radical a la búsqueda de significados en la obra de arte, y la defensa de la intuición como medio para acercarse a la experiencia del fenómeno artístico. Con él, Sontag adquirió una reputación de intelectual independiente y al mismo tiempo se reveló como una mujer capaz de reinterpretar la vida americana a la luz de las culturas clásicas europeas.
La mezcla no era, ni es aún, usual; y desde ella, desde su nuevo estatus como comentarista eximia de la cultura estadounidense contemporánea, Sontag renovó el ensayo sofisticado y cosmopolita y lo transformó en un instrumento capaz de indagar en las drogas y en la pornografía, en la política y en la literatura occidental. Estos temas forman parte de su segundo libro de ensayos, Estilos radicales, publicado en 1969.

En ese momento, muchos la veían como la intelectual reina de Estados Unidos. No era para menos: como artista y como pensadora, Sontag seguía extendiendo su campo de influencia. En uno de sus ensayos había escrito con admiración acerca de Ingmar Bergman, y el cambio de década la vio estrenándose como guionista y directora de cine. Sus películas Duelo de caníbales (1969) y Hermano Carl (1971) fueron realizadas en Suecia, país del que llegaría a ser algo así como una ciudadana adoptiva.
Por esas fechas, la autora tenía otras preocupaciones perentorias, pues llevaba varios meses enfrentándose a un cáncer. Al tiempo que soportaba el arduo tratamiento contra la enfermedad, Sontag, como todo escritor genuino, ponía la experiencia por escrito. El resultado fue La enfermedad y sus metáforas. Diez años más tarde, el ensayo fue ampliado con El sida y sus metáforas. Ambos textos examinan la forma en que los mitos de ciertas enfermedades crean actitudes sociales que pueden resultar más dañinas para el paciente que las enfermedades mismas.
Entre 1987 y 1989 presidió el Pen American Center. La labor que llevó a cabo desde allí, a favor, sobre todo, de escritores encarcelados, anticipó su papel de figura pública, que se hizo palpable durante la década siguiente, y quedó condensado, sobre todo, en su viaje a Sarajevo, una de las demostraciones más célebres y mediatizadas de compromiso de un escritor con el mundo.

Para cuando llegó a los escenarios de la guerra, además, Sontag ya había publicado El amante del volcán (1992), una novela que se convirtió en best-séller; de manera que la mujer que montó Esperando a Godot en un teatro bombardeado y a la luz de las velas en medio de Sarajevo, una ciudad sitiada por la guerra, era mucho más que una ensayista para minorías. Tras pasar allí varias temporadas, Sontag fue nombrada ciudadana honoraria de Sarajevo.
Los últimos años de su vida mantuvo una relación de pareja con la famosa fotógrafa
Annie Leibovitz.
Sontag falleció el 28 de diciembre de 2004, en el hospital Memorial Sloan Kettering de Nueva York, a la edad de 71 años, debido a complicaciones de un
síndrome mielodisplásico que desembocó en una leucemia mielógena aguda. El origen de la leucemia fue probablemente la radioterapia recibida casi tres décadas antes, empleada para la curación de un avanzado cáncer de mama que sufrió cuando tenía 43 años.
Está sepultada en el cementerio parisino de Montparnasse


miércoles, 4 de febrero de 2009

LA POETISA

La conocí por casualidad, su nombre me cautivó y sus poemas dejan restos de melancolía que no se quita facil. Su familia emigrò desde suiza a argentina donde lograron establecerse luego de algunos fracasos econòmicos. Alfonsina nacio el 29 de Mayo de 1892 en suiza y fue la tercera de los hijos Storni. A los 10 años ya atendía el café de sus padres en Rosario. Fue allí donde experimento su acercamiento al arte a través del teatro y la lectura. En 1911 se traslada a Buenos Aires, al año siguiente nace su hijo Alejandro, sin padre conocido. Eso la define como mujer que se enfrenta radicalmente a la sociedad. La inquietud del rosal se publica, a pesar de las penurias económicas, en 1916. Trabaja como cajera en una tienda y en la revista Caras y Caretas. Se relaciona con José Enrique Rodó, Amado Nervo, José Ingenieros y Manuel Ugarte. Con estos dos últimos su amistad es más profunda. Su situación económica mejora. Hace frecuentes viajes a Montevideo, donde conoce a la poeta uruguaya Juana de Ibarbourou y al que será su gran amigo, el escritor también uruguayo Horacio Quiroga.

El 20 de mayo de 1935 Alfonsina fue operada de un cáncer de mama. La mastectomía le deja grandes cicatrices físicas y emocionales. Siempre había sufrido de depresión, paranoia y ataques de nervios, pero ahora los síntomas de enfermedad mental se recrudecen. Se vuelve recluída y evita a sus amistades.

Finamente hacia la una de la madrugada del martes veinticinco Alfonsina abandonó su habitación y se dirigió al mar. Esa mañana, dos obreros descubrieron el cadáver en la playa. Aunque los biógrafos aseguran que saltó al agua desde una escollera, la leyenda es que se internó lentamente en el mar.

Este es un fragmento de su carta de despedida:

Dientes de flores, confía de rocío,
manos de hierbas, tú, nodriza fina, tenme puestas las sábanas terrosas y el edredón de musgos escardados.

Voy a dormir, nodriza mía, acuéstame. Pónme una lámpara a la cabecera, una constelación, la que te guste, todas son buenas; bájala un poquito.

Déjame sola: oyes romper los brotes, te acuna un pie celeste desde arriba y un pájaro te traza unos compases para que te olvides. Gracias... Ah, un encargo, si él llama nuevamente por teléfono

le dices que no insista, que he salido..."

Su historia vive a través de esta canción...

ALFONSINA Y EL MAR

Por la blanda arena que lame el mar
su pequeña huella no vuelve más
Un sendero sólo de pena y silencio
llegó hasta el agua profunda
Un sendero sólo de penas mudas
llegó hasta la espuma

Sabe Dios qué angustia te acompañó
qué dolores viejos calló tu voz
Para recostarte arrullada
en el canto de las caracolas marinas
La canción que canta en el fondo
oscuro del mar la caracola

Te vas Alfonsina con tu soledad
¿qué poemas nuevos fuiste a buscar?
Una voz antigua de viento y de sal
te requiebra el alma y la está llevando
Y te vas hacia allá como en sueños
dormida, Alfonsina, vestida de mar

Cinco sirenitas te llevarán
por caminos de algas y de coral
Y fosforescentes caballos marinos
harán una ronda a tu lado
Y los habitantes del agua van a jugar
pronto a tu lado

Bájame la lámpara un poco más
déjame que duerma, nodriza, en paz
Y si llama él, no le digas que estoy
dile que Alfonsina no vuelve
y si llama él, no le digas nunca que estoy
Di que me he ido

Te vas Alfonsina con tu soledad
¿qué poemas nuevos fuiste a buscar?
Una voz antigua de viento y de sal
te requiebra el alma y la está llevando
Y te vas hacia allá como en sueños
dormida, Alfonsina, vestida de mar

viernes, 21 de noviembre de 2008

LA ACTIVISTA

Nacida bajo el nombre de Rosa Louise McCailey, Rosa Parks (4 de febrero de 1913 - 24 de octubre de 2005) fue una figura importante del Movimiento por los Derechos Civiles en Estados Unidos, principalmente por haberse negado a ceder el asiento a un blanco y moverse a la parte de atrás del autobús como dictaba la ley de la época (1955) en el sur de los Estados Unidos. La acción concluyó con su encarcelamiento y se cita frecuentemente como la chispa del Movimiento por los Derechos Civiles en Estados Unidos.
Parks nació en Tuskegee y trabajó como costurera durante la mayor parte de su vida. En 1950, Parks se unió al movimiento estadounidense de derechos civiles y se empleó como secretaria en la organización rama de la Asociación Nacional para el Avance del Pueblo de Color (National Association for the Advancement of Colored People), NAACP en Montgomery (Alabama). También asistió a la Highlander Folk School, un centro educativo que promovía los derechos de los obreros y la igualdad racial.
El
1 de diciembre de 1955, en Montgomery, Parks se negó a obedecer al chófer de un autobús público, el cual quería obligarla a ceder su asiento a una persona de raza blanca. Fue encarcelada por su conducta, acusada de haber perturbado el orden.
En respuesta al encarcelamiento de Rosa,
Martin Luther King, un pastor bautista relativamente desconocido en ese tiempo, condujo la protesta a los autobuses públicos de Montgomery, en los que colaboró la también activista y amiga de la infancia de Rosa Parks Johnnie Carr, lo que hizo necesario que la autoridad del transporte público terminara la práctica de segregación racial en los autobuses. Este suceso inició más protestas contra la segregación.
Mientras tanto, en 1956, el caso de Parks llegó finalmente a la
Corte Suprema de los Estados Unidos (la cúspide del poder judicial estadounidense) que declaró que la segregación en el transporte estaba en contra de la constitución estadounidense.
Parks se convirtió en un icono del
movimiento de derechos civiles. Se mudó a Detroit (Michigan) a principios de la década de 1960 donde consiguió empleo del representante afroamericano John Conyers (demócrata, Michigan) desde 1965 hasta 1988


martes, 11 de noviembre de 2008

LA AVIADORA


En una sociedad donde la mitad de la humanidad es confinada a ocupar un lugar que limita su libre tránsito, Amelia Earhart no sólo rompió el espacio privado, sino que se atrevió a cruzar el cielo.
Amelia Mary Earhart nació en Atchison, Kansas, en 1897. Fue la primogénita de una familia con solvencia económica; su padre era abogado, y su abuelo materno, una de las personas más influyentes del estado de Kansas.
Debido a la posición económica de su familia, Amelia tuvo una buena educación en un colegio privado. Como tampoco es oro todo lo que reluce, la situación que en un principio era buena se fue torciendo: su padre fracasó como abogado privado y encontró un nuevo trabajo en una compañía de ferrocarriles.
Este hecho, sumado al alcoholismo paterno, hicieron que la madre de Amelia optara por la separación y, aunque la situación económica no era muy buena, decidió que la educación era importante para sus dos niñas, Amelia y Muriel -dos años más pequeña- y siguió sufragando los gastos de los colegios privados.
En 1917, con 20 años Amelia decidió convertirse en enfermera voluntaria y de esta forma ayudar a los soldados heridos durante la Primera Guerra Mundial. Una vez terminada la guerra ingresó en la Universidad de Columbia para intentar estudiar medicina, pero desistió.
Ese mismo año la mordió por primera vez la sensación de libertad al asistir a una exhibición aérea en Daugherty, Long Beach. Ahí empezaría a fraguar su leyenda y a cumplir uno de sus sueños de niña: subir a un aeroplano.
Esta pasión la llevó a tomar clases de vuelo y comprar su primer avión, un Kinner al que apodó el canario; sus inicios, como en casi todas las cosas que nos dedicamos a lo largo de la vida, estuvieron salpicados de accidentes.
En 1922, a los 25 años, Amelia ya era una experta de la aviación. Aunque todavía era muy joven, empezó a batir marcas: fue la primera mujer en establecer un récord de altitud (unos 14 mil pies), aunque poco más tarde sería superado. Al mismo tiempo desempeñó varios puestos como trabajadora social y administrativa en 1925. Finalmente, se unió a la división aeronáutica de Boston y empezó a ser muy popular debido a los constantes reportajes que se hacían sobre ella y sus vuelos en los periódicos.
A los 29 años le propusieron ser la primera mujer en cruzar el Atlántico; aunque este vuelo le dio mucho prestigio, ella decía que no tenía ningún mérito, ya que sólo iba de pasajera y no dirigía el avión.
Sus ganas de superarse la hicieron surcar sola los aires de Estados Unidos, desde el Atlántico hasta el Pacífico, en 1928. Posteriormente inició una serie de conferencias y publicaciones casi siempre referidos a su travesía por el Atlántico.
Detrás de una gran mujer hay un buen hombre para animarle; él no era otro que George Palmer Puttman, editor de Nueva York y uno de los promotores de su primer vuelo transoceánico. Con él se casaría en 1931.
Y llegó el día en que por fin se cumpliría el sueño de Amelia: surcar el océano, sola, en un Lockheed Vega. Nadie había tenido éxito en esta trepidante aventura desde el archifamoso aviador Charles Augustus Lindbergh, primer piloto en cruzar el Atlántico sin escalas. En aquella época un viaje de este tipo era muy duro, pues eran muchas horas de vuelo.
Amelia se había preparado para batir muchos récords gracias a esta hazaña: fue primera mujer en volar sola en el Atlántico y la única persona en cruzarlo dos veces; se le debe la distancia más larga jamás recorrida por una mujer y el haber cruzado el océano en menos tiempo que nadie: 13 horas 30 minutos. En Estados Unidos, desde aquel día se le conocería como Lady Lindy.
Pero Amelia ambicionaba más; era tal el amor que sentía por el cielo y por mirar el mundo a vista de pájaro que siguió poniéndose retos y consiguiéndolos, como el de la ruta Hawai- California. Era importante para ella contar sus vivencias y su experiencia en los viajes, por lo que siguió dando conferencias y promoviendo la aviación entre las mujeres.
Amelia después de tantos éxitos, deseaba dar la vuelta al mundo en un Lockheed Electra 10 E, siguiendo más o menos el Ecuador. Nadie en la historia aeronáutica, hasta aquellos momentos, había afrontado empresa tan complicada. Ella requería a un navegante experimentado y optó por Fredrick J. Noonan, un gran conocedor del Océano Pacífico. Sin embargo tuvieron un pequeño accidente que provocó un retraso y, por lo tanto, un cambio de planes. La nueva ruta sería de Oeste a Este; salieron de Florida, haciendo escalas en Puerto Rico, África, India y Nueva Guinea.
Amelia Earhart murió en 1937 después de recorrer 41 mil kilómetros sobre el Pacífico. A una distancia de 12 mil 500 pies antes de avistar tierra americana, su avión Electra desapareció y jamás fue encontrado, pese a la gran búsqueda organizada por la armada norteamericana. Así, nos heredó el arrojo para romper con el espacio privado y con lo establecido y atreverse a soñar despierta con un solo límite: el cielo.

lunes, 10 de noviembre de 2008

LA PSICOANALISTA



La primer travesura de Lou Andreas Salome, a principios de 1882, consistió en escapar a Suiza junto con su novio, el filósofo Paul Ree, quien previamente solicitó a su amigo Nietzsche les diera asilo a cambio de un menage a tröis intelectual (la única clase de intercambio que ella aceptaría.) La joven cuenta 20 años, huye de una madre dominante que se opone terminantemente a sus aspiraciones, y Nietzsche, al conocerlo, le cae tan mal como ella a él, aunque no pasaría mucho tiempo antes que a Ree se le expulse del trío. Pero no quisiera hacer demasiado hincapié en como Nietzsche propuso matrimonio a Lou, declinando ella la oferta, ni como Ree se suicidó por ella arrojándose de un puente; ni como su belleza, a la medida de su genio –para los idiotas que insisten en decir que una cosa no puede acompañar a otra- la colocó en esta misma encrucijada muchas otras veces: Lou Andreas Salome, injustamente, ha pasado a la posteridad como musa prolífica, de la que se decía que “cada hombre que la conoce, nueve meses después pare un libro” -entre ellos Así habla Zaratrusta-, digo injustamente porque estaba a la altura de cualquiera de los genios que la adoraron.
Escribió unos veinte libros, cientos de ensayos, artículos para revistas –incluyendo la famosa Imago-, casi todos versados en el tópico que más le interesaba: el psicoanálisis, encaminándolo por el eros femenino, tema vedado para las mujeres de su tiempo. Adoptó una dialéctica imposible, inherente en la danza del amor y la vida y el hecho de que muchos hombres influyentes se enamoraran de ella, es secundario: fue una mujer intelectual, autodirigida y plenamente realizada en todos los aspectos, excepto la maternidad. Nació en 1861 en San Petersburgo, fecha en que el zar Alejandro II abolió el yugo feudal y terminó en el plano legal con la servidumbre del campesinado ruso. Hija de un militar, se sintió atraída desde niña por la historia de las religiones y del arte, por la filosofía y por la literatura clásica, adquiriendo amplio conocimiento de la cultura europea.Al trasladarse a los 19 años a Zurich su inquietud intelectual la puso en la órbita del teólogo alemán Biedermann y también en la del historiador del arte Gottfried Kinkel, al que dedicó su poema Oración a la vida, que impresionara a Nietzsche y más tarde a Freud. Su apellido lo toma de Friedreich Carl Andreas, catedrático en lenguas orientales con quien se casa a los 26 años -y él 41-, luego que él ha tratado de suicidarse tres veces por ella. Cuando menciono el apellido no se trata de mera retórica pues aquel matrimonio nunca se consumó por disposición de la propia Lou, que abrazaba su libertad como si se tratara de la más valiosa reliquia.
El matrimonio con Andreas le aporta el conocimiento de las tradiciones orientales tanto en la medicina como a las creencias espirituales; de las distintas técnicas de yoga hindúes, de la hipnosis y de tradiciones filosóficas como la persa, al grado de llegar a ser conocida como 'Bruja de Hamberg'. El encuentro, en septiembre de 1911, con la Asociación Psicoanalítica de Sigmund Freud, representará el principio de otra etapa importante para Lou quien ya había despertado grandes expectativas con la publicación de su ensayo El erotismo.Como prueba de su admiración intelectual Sigmund Freud regaló a Lou uno de los anillos que encargaba para sus más distinguidos discípulos, aceptándola como única mujer en el círculo restringido de la Sociedad Psicoanalítica de Viena. La amistad que nació entre ambos llevó al célebre psicoanalista a ayudar económicamente a Lou en un momento en el que la familia de esta había entrado en bancarrota a raíz del ascenso de los bolcheviques en Rusia Lou y Friedrich permanecieron 43 años juntos, con ella viviendo plenamente su independencia tanto en el plano intelectual como en el de sus aventuras sentimentales. Prueba de ello es la relación pasional que mantuvo con Rainer Maria Rilke, con quien compartió una íntima afinidad que, con el tiempo, acabaría por convertirse en una amistad que duraría hasta su muerte y dio por fruto un nutrido epistolario y un estudio biográfico. Lou murió en la ciudad alemana de Göttingen el 5 de febrero de 1937, legando a la posteridad una extensa obra cuya recepción crítica sin embargo estaría siempre limitada para esta mujer que, ya a los 19 años, había dejado escrito: 'No puedo ni vivir conforme a ejemplos, ni voy a representar jamás un ejemplo para nadie, pero en cambio voy a darle forma a mi propia vida de acuerdo conmigo misma, eso sí lo voy a hacer, pase lo que pase.

viernes, 7 de noviembre de 2008

LA SUICIDA


El día 28 de marzo de 1941, por la mañana, a los cincuenta y nueve años de edad, la escritora Virginia Woolf se ahogó voluntariamente en el río Ouse, cerca de su casa de Sussex. Era un día frío y luminoso. Había dejado dos cartas, una para su hermana Vanessa Bell y otra para su marido Leonard Woolf, las dos personas más importantes de su vida. El texto que acabo de transcribir, sintiendo un inmenso pudor y, al tiempo, la inconmensurable admiración que no dejaré de sentir jamás por esta mujer, es la nota que dejó para su marido.
"Querido:Estoy segura de que me vuelvo loca de nuevo. Creo que no puedo pasar por otra de esas espantosas temporadas. Esta vez no voy a recuperarme. Empiezo a oír voces y no puedo concentrarme. Así que estoy haciendo lo que me parece mejor. Me has dado la mayor felicidad posible. Has sido en todos los aspectos todo lo que se puede ser. No creo que dos personas puedan haber sido más felices hasta que esta terrible enfermedad apareció. No puedo luchar más. Sé que estoy destrozando tu vida, que sin mí podrías trabajar. Y sé que lo harás. Verás que ni siquiera puedo escribir esto adecuadamente. No puedo leer. Lo que quiero decir es que te debo toda la felicidad de mi vida. Has sido totalmente paciente conmigo e increíblemente bueno. Quiero decirte que… Todo el mundo lo sabe. Si alguien pudiera haberme salvado, habrías sido tú. No me queda nada excepto la certeza de tu bondad. No puedo seguir destrozando tu vida por más tiempo.No creo que dos personas pudieran haber sido más felices de lo que lo hemos sido nosotros.
V."
Eran las once y media aproximadamente y caminó hasta el río apoyándose en su bastón. Al parecer ya lo había intentado anteriormente ya que unos días antes había regresado a casa con la ropa y el cuerpo completamente empapados, después de uno de sus paseos. En aquella ocasión dijo que se había caído, pero seguramente aquel fracaso le sirvió para descubrir que lo que debía hacer era meter una piedra pesada en los bolsillos de su abrigo. Así no volvería a fallar. Y eso fue lo que hizo
Mi segunda mujer de agua y llanto

miércoles, 5 de noviembre de 2008

LA MONJA


(Juana Inés de Asbaje y Ramírez; San Miguel de Nepantla, actual México, 1651 - Ciudad de México, id., 1695) Escritora mexicana. Fue la mayor figura de las letras hispanoamericanas del siglo XVII. Niña prodigio, aprendió a leer y escribir a los tres años, y a los ocho escribió su primera loa. Admirada por su talento y precocidad, a los catorce fue dama de honor de Leonor Carreto, esposa del virrey Antonio Sebastián de Toledo. Apadrinada por los marqueses de Mancera, brilló en la corte virreinal de Nueva España por su erudición y habilidad versificadora.
Pese a la fama de que gozaba, en 1667 ingresó en un convento de las carmelitas descalzas de México y permaneció en él cuatro meses, al cabo de los cuales lo abandonó por problemas de salud. Dos años más tarde entró en un convento de la Orden de San Jerónimo, esta vez definitivamente. Dada su escasa vocación religiosa, parece que sor Juana Inés de la Cruz prefirió el convento al matrimonio para seguir gozando de sus aficiones intelectuales: «Vivir sola... no tener ocupación alguna obligatoria que embarazase la libertad de mi estudio, ni rumor de comunidad que impidiese el sosegado silencio de mis libros», escribió.
Lo de arriba es puro "wikipedia".
Ella es la primera en mi lista por que siempre me pareció un personaje excepcional, lleno de fuerza, sabia su decisión de ser monja y evitar así las responsabilidades y pesos de una mujer. Recomendable ver la película "Yo la peor de todas" que narra la historia de juana, causa mucha gracia cuando a la tipa la someten a una especie de comisión estilo prueba de CI, compuesto por puros hombres (¿ya?) y juana responde a todo muy segura mientras los tipos juran que hay que encerrarla por posesión demoniaca (o algo asì).
Mi primera mujer de fuego.... Sor Juana